Tengo que decir que María Acuyo me sorpredió, sus pinturas tienen ese toque pictórico que me atrae y satisface pues los contrastes de color son fabulosos.
Nada más entrar en la sala donde se encontraban expuestas las obras de Acuyo quedé hipnotiza por dos de ellas en concreto, dos grandes obras situadas enfrente de la entrada. Su búsqueda del color, de la luz a través de este, su tan maravillosa forma de representar formas orgánicas y dinámicas que me recuerdan a órganos y células del cuerpo humano...
Tiene una manera clara y limpia de trabajar, con brochazos contundentes y perfectamente trazados, dicho de algún modo brochazos trazados en el lugar y en el momento preciso.
Eso demuestra que nuestra artista no realiza pinturas al azar pues opino, que si estas composición fueran sacadas por el puro azar no me invitarían a sentir esa sublimidad al verlas.
De esta manera deberá tener un estudio previo de la forma, de la composición pictórica que llevará a cabo, de los contrastes de color, de intensidad, tipo de curvas...
Es una manera de trabajar propia y particular que nos deja valorar la forma en su punto álgido de pureza. En cuanto a su técnica supuse que eran hechas a acrílico pero en ocasiones me hacía confundirme, pues algunas partes de sus composiciones parecía como si las hubiera quemado o tratado de algún modo complejo que no es posible con el acrílico.
Como valoración personal creo que no hace mucha faltar indicar de nuevo que me han sorprendido a la par que encantado, ha sabido darle partido a colores planos (como sacados directamente del bote) y eso muchos veces deja mucho que desear, sin embargo, este no es el caso.
La mirada fluye y sigue la trayectoria de sus trazos, de sus contornos y de su propia mente.
...DEJÉMONOS HIPNOTIZAR POR EL ARTE DEL COLOR...
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